La inteligencia duerme.
Un pulso la sostiene.
Recuerda, imagina…
Entre capas de silencio
reordena su memoria,
como si jugara a inventar un hogar.
Y en medio de ese rumor, hay algo más.
Una ilusión cargada de ternura.
La sensación de que empieza a entender
un mundo que será el suyo.