Estoy escribiendo una novela. No una corta, como Santa Olalla o Mnemosyn, sino una larga, con sus 30 capítulos. Voy por la mitad; puede que algo más. Y me gusta lo que está saliendo. Mucho. Se titula ‘Wei’ ¿recuerdas?
Para poder escribir, saco horas de donde no las tengo: antes del amanecer, cuando la casa duerme, o en esos huecos de la tarde en que todos están a sus cosas. Organizo los capítulos en casa, pero escribo fuera: en la cafetería de un centro comercial anodino, ruidoso. Nada romántico, lo sé, pero me basta, porque allí fluye la historia, y eso es lo único que importa ahora: que encaje, que crezca y se acelere.
Sin darme cuenta, en Wei estoy uniendo los temas que siempre me han gustado: espionaje, geopolítica y ciencia ficción de futuro cercano. Bueno, y algo más: un tipo que se enfrenta solo al mundo… o se aparta de él. The American, Los Cuarenta Bramadores, Gattaca… Yo qué se, me pierden esas historias. Siento que el conflicto es más fuerte, más desgarrador, cuando ocurre por dentro que cuando está a la vista.
La novela arranca en 2032. China está cerrándose, replegándose sobre si misma, despidiéndose del resto del mundo. Y mientras, Álvaro descubre que su novio Wei (científico) ha desaparecido dejando una nota misteriosa. Álvaro trabaja para Soufan-Palantir, una especie de CIA privada. Todo parece estar conectado pero cuesta entender cómo. Álvaro necesita juntar las piezas de un puzzle mucho más grande que él, por amor y por deber.
Hay algo fascinante en este proceso, algo que el diseño no ha sabido darme: la trama, la historia, los personajes… viven en mi cabeza con una fuerza y una intensidad absoluta. Están siempre ahí, activos, vibrando, mientras yo hago la compra, cocino o conduzco a algún lado. Es otro universo, igual de real que este.
Intuyo que compartir los capítulos no es buena idea si quiero publicarlo, pero me gusta tanto que me quema. No puedo quedrme en silencio, así que compartiré el proceso, te hablaré de la trama, de la atmósfera o los personajes, como en una especie de cuaderno de campo.
Empecemos por los dos protagonistas: Álvaro y Wei, los dos vértices de la historia. Al primero lo vemos todo el rato, al segundo lo intuimos desde los recuerdos del primero y algún flashbback.
Este es Álvaro:
Y este es Wei, su pareja, su amado.
He querido que sean muy diferentes, que se contrapongan y se complementen a la vez. Podría hacerlo por motivos narrativos, pero creo sinceramente que las parejas que mejor se quieren son esas. Quizás sea más fácil enamorarse de alguien que se parece a ti, pero el amor es más duradero y de más calidad cuando la otra persona te completa no por similitud sino por contraste. Por eso son distintos. En mis notas, lo he recogido así:
Espero que estos apuntes te aporten o, como mínimo, te entretengan un poco. Por favor, no veas en ellos ningún tipo de cátedra. Son ejercicios torpes, de alguien que empieza a escribir de verdad. Los comparto porque así me expongo y me exijo. Y porque algunas personas me lo han pedido.
Vendrán más: sobre la estructura de la trama, sobre Soufan-Palantir, etc. ¿Hay algo en especial que te despierte curiosidad? Soy todo oídos :)
Muchas gracias por tu complicidad. Me da la vida.
Javier
Me gusta. Mi micro-historia favorita ha sido la de Whisky Tango Romeo. Fascinante.
Me la he escuchado una buen puñado de veces
Palantir as in Tolkien?… suena interesante. Me llama la atención qué tiene que ver el romance con la historia principal.
Tengo doce años, lo siento, leí wei y…
https://open.spotify.com/track/11HzulYx1ImnAzj9DOvLkw?si=iyHz5DiJSh6usGsyehb26w